La Casa de l’ Escrivà, con más de 100 años de antigüedad, ha sido restaurada preservando su carácter original, conservando su estructura, su fachada, sus paredes de piedra natural, sus imponentes columnas de sillería visibles en el semisótano (una innovación en su momento del maestro de obra responsable de la construcción), sus vigas de madera y los tirantes en las cerchas del ático (antiguo palomar), sus puertas y porticones, su mobiliario, y detalles como el arco del molino en el semisótano o la «espillera» (mirilla o tronera de escopetas para defenderse ante los asaltos del bandolerismo propios de principios del siglo XIX) en el apartamento Terraza-El Cantó.
Desde todos los apartamentos de la casa se puede disfrutar de la sombra de las acacias y la vista a los frutales que la rodean, de la luz del sol y de las vistas a la Ermita y el Castillo. Todas las estancias se han adaptado a las necesidades actuales, cuidando sus acabados y se ha mantenido su espíritu, con sus amplios interiores y su decoración exclusiva.
La casa fue una notaria y estuvo siempre vinculada a la vida del pueblo. En aquel tiempo, el maestro de oficio firmaba una de las tejas del encargo que se le hacía y así, durante la reforma (del tejado) ha podido encontrarse la firma manuscrita de la fábrica de tejas (el tejar) «Teular» en una de ellas. También se ha conservado el sello de la fábrica de muebles de Valencia en algunos de ellos, que fueron comprados a un tal Albiol, amigo de la familia. Las tinajas de la antigua bodega nos transportan al tiempo en que allí podían encontrarse vino, aceite, longanizas, conejos, palomas.
Casa del Escrivá © 2024
